lunes, 23 de mayo de 2011

Águila explayada

Guardado adentro en la caverna como Averno de oscuridad
de depresión crítica de la llama en candela
(cuando el oxígeno se le acaba, el requisito primigenio
se le acaba), así ya yo
me voy apagando poco a poco, fuera de foco
Tardo instantes considerables en reaccionar, cambiar luego de dirección
junto mis alas que son tan pesadas
y carentes de tracción, salto fuera, amable bóreas,
tendido puedo ver la visión de áreas
repletas de gente, creatividad y cinismo (humanidad)
reducidos a simples títulos mayestáticos que rayan en lo común.
Los padres a sus hijos reciben con piedras, dan
lo que se dijo no, bien, hasta que las piedras se conviertan en pan,
rajados por monedas de plata.
Orar cerrando los ojos prefiero,
mientras recorro la Historia de ayer a hoy y a mañana,
encontrando el patrón decadente, inevitable constante
de la vida moderna y final.
El viento a través de las remeras, frío, al saber de las madres rameras,
esclavas de las calles con cadenas forjadas a la vez por sus madres,
con oídos sin oír, oyéndoles el menosprecio
de la eterna evidencia que los salvará de la llama recia.
Quiero atravesar Judea y hasta lo último de la tierra,
la gente verá la sombra que pasa sobre sus cabezas,
talvez así crean, timados por su propia prudencia,
para que tengan fuerza y levanten vuelo,
juntos al cielo,
y la mano afable de terciopelo
toque las tristezas que vuelvan
sus corazones de hielo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario