viernes, 1 de octubre de 2010

Acto

Luminosa lámpara que eras tú;
me hiciste sentir necesitado
de la llama y el acalorado
fuego. De oro el candelabro hindú,

encendió un calor en la pieza.
Como el sol en la franja celeste
alumbra y, luego, al Oeste,
muere, y arriba la condesa

de plata, que es la luna casta,
así se ensarzaron nuestras almas.
Sé tu arma, Rigveda nefasta

y roja, quemor de tus palmas.
Y ahora, detén el fuego: basta
con tus manos para que arda en llamas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario