jueves, 8 de septiembre de 2011

Cerámico de cuadros

Crucé esa esquina: cruzo las esquinas cuando entreveo algo novedoso
o talvez no veo nada pero entreabro mi corazón
y veo que no hay nada abierto, nada por qué esperar, estafermo,
guardando mi pequeño órgano rojo en un termo. Y ya no lo abro,
no
solamente lo sostengo entre los dedos,
listo para encontrarme con ese algo nuevo.
Son las mismas 10.40 a.m. de esta mañana casi acabada
de la sola sensación de que el pasillo pronto se acaba;
cabe la duda si la bravata dura mucho tiempo más;
ves que me agobio y que me voy de boca
contra el lindo piso encerado de cuadros
y tengo miedo de derramarlo puesto que el rojo se mira mal
abajo,
¿nadie lo vería?
Nadie que pasase con la máscara altiva.
Así iba la chica que inventaba, pasiva, pero siempre posible
porque siempre hay lugar para un sonido de pasos
del otro lado hacia este mismo lado
en donde un encuentro deseable capaz...
mejor olvidarlo por completo.

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