lunes, 2 de mayo de 2011

Mal humor

Desde mis entrañas saco el pregón a todo pulmón;
hay esta necesidad, carnívora, me carcome
de adentro afuera, como erosión,
hace que tome con cleuasmo hoy
el elan que mis plegarias elevan, piedras pómez
que me quedan y un nefasto convoy,
cuyos ojos ocultos cual ostión
me mantienen alerta a do yo voy.
Necesito desprenderme de la emoción infame,
la tengo subida, parasítica, y al parecer
me ha consumido lo único libre en cuestión,
desde el nacer.
Deshecho, compungido, yerto estoy,
viendo la ventana en su calidad de clara unción,
tocándome con la luz del día que era menester.
Al instante, instintivamente, mi mano, mi ser,
se desestresan, estrépito del estregar mi noción,
como el chapoteo salva-vidas
de un novato lerdo en aguas desconocidas.
Ya no veo tragedia, siento, al tocar mi corazón,
aquella lesión,
cerrada; aquellos ojos me miran permanecer
y yo miro su desaparición.

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