En el cielo, rayana ya la mañana,
espero el levantamiento del rey astro:
allí te encuentro a ti, el sueño que arrastro
encauzado por tu dulce voz soprana.
Tan lejos estarás, o quizás tan cerca
que el viento sea tu aliento que toca
mi alma y enciende el canto de la oca,
canto oceánico y bello, canto de perca.
He aquí que la bulla matinal es queda
y junto a mí tú, con caricia de seda,
haces una señal en el azul cielo;
un calor que consuela me llena a prisa
y me alegro. Mas desmiento que es la brisa
del mar abonanzado de triste duelo.
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