sábado, 5 de junio de 2010

Noche negra

Las gentes son panteras, vagan con cautela y los pasos bien puestos sobre las aceras, sus miradas son como linternas que alumbran el camino, incógnito destino, un cielo ennegrecido que plañe lágrimas de esferas. Caminan solas y despreciadas, alzan sus colas y bajan sus cabezas, la tormenta es la posma que les rebaja sus grandezas.

La piel siente la tierra, la forma en que llueve la noche, la piel se ofrece voluntariamente como la vasija divina que se llena de ceniza; podemos sentir el dolor y vernos a los ojos. Quemar las vanidades, esperar bajo granizo que este mundo muera, ver morir la última pascua y sus pétalos fugar muy afuera.

Es tarde en la noche y se escucha el crujir de dientes, las mandíbulas abriéndose y cerrándose, el frío de las vertebras ateridas cuando podrían disfrutar del calor bendito de los hogares si se volviesen de su rebelión a la llama eterna de la salvación.

Señor, esta noche es noche de redención.
Pérez Galdós

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